lunes, 26 de noviembre de 2007

Páginas sepia

Querido hermano.

En plena época de sentimientos ecologistas desatados, cuando son miles los políticos que fingen estar salvando el mundo para las generaciones venideras, cuando las energías verdes dan pelotazos en la bolsa... duele más, si cabe, encontrarse a la puerta de casa el no solicitado regalo de, al menos, medio tronco de buen árbol hecho inútil papel en forma de guía de teléfonos que nadie quiere.

¿Por qué la empresa de turno (telefónica o no, porque desde hace unos años hay guías no solicitadas entre las que elegir) se empeña en impedirme el paso a mi casa con una desproporcionada cantidad de páginas que nunca leeré y cuya devolución no puedo ni ordenar?

¿Por qué en plena época de servicios móviles, de Internet, de conexión permanente, de sistemas automáticos de reconocimiento de voz, de amables teleoperadoras argentinas alguien piensa que todavía me chupo el dedo índice a la hora de buscar el teléfono de mi restaurante tibetano preferido?

¿Por qué a los inocentes anunciantes se les sigue engañando con cifras de audiencia de las que no se descuenta el par de guías que acabo de tirar por la ventana?

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