sábado, 8 de septiembre de 2007

La importancia de una buena marca

Querido hermano.

Acabo de terminar de ver el documental producido por la BBC How art made the world. Durante un rato sólo he podido pensar en la suerte (seguro que no es sólo suerte) que tienen los ingleses de poder mantener una televisión pública que produce unos documentales como este. Pero además he aprendido algo más sobre los fundamentos psicológicos de la importancia de una buena marca.

¿Qué hubiera sido del cristianismo sin el soporte de una marca tan buena como la cruz? Una marca que, como explica el documental, tiene el doble efecto de atemorizar (y por lo tanto aglutinar, unir) y ofrecer consuelo.

Como ateo, una de mis pasiones es intentar explicarme como una colección de fábulas, historias para asustar a los niños, estúpidas normas arbitrarias, consejos de beata, cuentos distorsionados por el tiempo... han resistido durante tantos siglos los envites de la razón y siguen encontrando acomodo entre mis colegas de especie. Ahora sé que una de las claves fue la elección de una buena marca.

El brief creativo debió ser algo sencillo como: búscame un símbolo que transmita la idea básica del ideario cristiano (castigo y salvación), que sea sencillo reproducir a cualquier tamaño (desde colgante en escote a catedral) y con cualquier material, que sea reconocible por todo el mundo, que permita muchas ejecuciones diferentes sin perder la esencia (desde el detalle exagerado de un cristo de paso de semana santa a la sencillez de un corte de lineas) y, aunque no es vital puede quedar bien, si puede transformarse en arma, mejor que mejor.

Lo cierto es que ese brief probablemente nunca fue necesario porque los primeros cristianos encontraron que la marca que buscaban ya existía en representaciones del dios hombre pagano Osiris-Dionisio. Pero eso es otra historia.

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